jueves, 17 de diciembre de 2009

Reivindicar la Poesía

Donde la poesía es herejía mal andan, como de tropiezos, quienes creen que mandan.



Hace ya varios días que escuchamos la noticia del desalojo de OMNI y de su festival casi jíbaro, continuando pese a todo. Hemos estado, como tantos, pendientes de cualquier noticia, colgando del aliento y el ritmo de este canto de la poesía, de esta poesía sin fin legítima, imprescindible; con instituciones o sin ellas.


De entre todos los intentos de sabotear el Festival, uno en particular me ha parecido particularmente malicioso y dañino; el de desacreditar, de poner en el bando del enemigo al grupo de artistas que lo organizan y a otros tantos que este año se han sumado, llamados por su propio sentido del deber y no por el sonido de ninguna moneda.

OMNI intenta, reinvindicando la Poesía reinvidicar la familia, el amor, la comunidad, el diálogo extenso, profundo, hermanador en lo posible. Ninguno de ellos es un lujo descartable. Necesitada más que nunca está la isla de voces que refrenden el valor de ese ir contando, tomando el pulso, poeticando una realidad casi siempre difícil, ambigua e incierta. Esta reinvindicación no es ingenua, no está olvidada de sí misma; no creo que pueda ni quiera serlo. Pero eso no significa que pueda pervertirse. En ningún caso significa que un silencio cómplice vaya a sustituir el grito de la irreverencia y la anarquía, que la alegría pueda ser comprada o maniatadas, o que se renuncie a la integridad de un proyecto por el peligro de ser estigmatizado en las bocas que se guardan para sí el derecho de determinar quien, o hasta donde, es el enemigo.


En OMNI la Poesía, esa existencia total, es la convocación de una intencionada inocencia, de niño que en su sorpresa de mundo recién descubierto, sabe sin preguntar y se maravilla en contemplar el misterio. Esta inocencia no es en ningún caso un disfraz de inocencia. Proclama un estado de ser más allá o más acá de las guerras obligadas, los fantasmas revisitados y las ambiciones mal disimuladas. Si hay alguna intención política en este derroche de creatividad y osadía, no lo es de la manera que los censores proponen; lo es en todo caso como subversión, como posibilidad de otredad, como rabo de nube que pasa queriendo dejar una estela de risa, amor y solidaridad. De eso trata ese arte total impregnado más que de cualquier otra cosa de una pertinaz y elocuente tozudez. Si fuera algoo diferente no sería ya arte, sino una magra caricatura de nuestro presente que comprometería el porvenir.

Siempre pienso y promulgo, junto a otros, que no hay cambio posible ni impulso transformador que no termine torciéndose si no tiene lugar una cura, una profunda limpieza , una expansión de la capacidad de amar sin miedo ni ambicion dentro de nosotros. Krishnamurti le llamó la revolución interior necesaria para cambiar radicalmente al mundo.

De convocar este sentimiento, compartirlo, hacerlo el motor del encuentro, se ha ocupado OMNI. Y habrá que agradecerles, porque ese es el impulso más revolucionario que tenemos a mano.


autora: Hilda Landrove

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